May 7, 2005
Título:
ROVIROSA (Investigador y militante pobre).
Sección:
Biografía
Autor:
E. Prieto y A. Gómez
Colaboración Económica:
1,05 €
Edita:
Voz de los sin Voz
Lo puedes adquirir en:
May 7, 2005
PRESENTACIÓN:
Guillermo Rovirosa escribió estos textos como artículos para el “Boletín de Militantes” de la HOAC entre 1947 y 1963. fueron recopilados y ordenados por don Tomás Malagón, tras el fallecimiento del autor.
La España de esta época era Tercer Mundo; su geografía se sembró de sanatorios antituberculosos, fue muy alto el porcentaje de familias obreras donde entró esta enfermedad como consecuencia del hambre. Los porcentajes de ignorancia y hasta de analfabetismo no eran pequeños, hasta el punto de que los primeros, si se tiene en cuenta la definición de analfabeto que daba la revista de la UNESCO hace 30 años -“el que no dispone de los conocimientos necesarios para una relación normal con la cultura de su época”- se unen ignorancia y analfabetismo. Salarialmente los obreros disfrutábamos salarios de hambre; en 1946, el que escribe esta presentación cobraba 35 pesetas por 60 horas de trabajo semanales, aunque la legislación dijera otra cosa, nunca funcionó ni funciona debidamente la inspección de trabajo después de nuestra Guerra Civil. Las emigraciones interiores, especialmente del Sur y Oeste de España hacia el Norte, Este y Centro, afectaron a millones de españoles, se llenaron de barriadas de “favelas” los cinturones de las grandes ciudades españolas y de sus comarcas industriales y vivir debajo de los puentes no era excepción. España era Tercer Mundo aunque los listos de hoy sobre este tema lo silencien para doctorar ellos y silenciar a los millones de españoles de aquella época que aún vivimos. Como consecuencia clave, la clase obrera éramos pobres, al menos, las 3/4 partes de la misma. Es para esa clase obrera pobre para quién escribió Guillermo Rovirosa. ¿Es ésta la causa del silencio que ha caído sobre él hasta en Cataluña?.
Cuantas veces a lo largo de estas páginas Rovirosa habla de la clase obrera está hablando de pobres. En cierta ocasión le visitaba, en Montserrat, un grupo universitario de extrema izquierda para proponerle el lanzamiento de un partido revolucionario. Todo lo tenían previsto menos el protagonismo obrero. Se lo explicaron durante horas. La respuesta fue muy breve: “Siempre estaré donde los pobres protagonicen su vida, nunca donde no se les permita hacerlo”. Concluyó la entrevista.
Nos alegra hoy la publicación de estas páginas. VOZ DE LOS SIN VOZ ha colaborado decisivamente a que las nuevas generaciones conozcan a este excepcional militante cristiano pobre e investigador y con ello nos sentimos compensados sobreabundantemente. Tenemos la seguridad práctica del bien que está causando en grupos juveniles el pensamiento de este laico santo y estimamos que lo seguirá haciendo.
Título:
MILITANTES CRISTIANOS POBRES.
Sección:
Cultura
Autor:
Guillermo Rovirosa
Colaboración Económica:
0,75 €
Edita:
Voz de los sin Voz
Lo puedes adquirir en:
May 7, 2005
Guillermo Rovirosa escribió el COOPIN tras un diálogo con el P. Voillaume en el que vieron la necesidad de que los cristianos nos planteáramos la penetración del espíritu evangélico en el mundo de la economía. Como era lógico le salió esta “UTOPÍA” que hoy presentamos. Tengamos en cuenta que son las utopías las únicas que han dado pasos adelante en la promoción de la humanidad. ¿Qué queda del movimiento obrero que soñó con el cambio cualitativo de la sociedad?, todos los pasos positivos que se han dado en la Tierra en los siglos XIX y XX para la emancipación de los oprimidos, ya que estos nunca fueron protagonizados por los hombres del saber, tener o poder, sino por los hombres del IDEAL.
Es algo similar a lo que ha sucedido con las comunidades populares en la Iglesia de España. La causa de su nacimiento no está en los teólogos, sino en los militantes de los años 40, 50 y 60 fieles a la Gracia de Dios. Después, vinieron los teólogos, los LISTOS, acaparan el monopolio de los saberes eclesiásticos y elaboran el instrumento de su dictadura, con lo que pueden seguir trabajando para la elaboración de un poder de corte leninista -primo hermano del clericalismo más integrista, y esto explica gran parte del fenómeno actual- en el que los pobres jamás serán protagonistas, es decir, autogestores de sus vidas.
Sucede en esto como en la fábula del león sordo, que se comió al músico y destrozó el concierto. En el movimiento obrero, el leninismo -hacedor de profesionales de la revolución, que no de militantes- ha sido el león sordo que ha destruido el movimiento obrero hecho y organizado por militantes obreros pobres. Lenin, al llegar al poder, fusiló a la militancia obrera que, habiendo luchado más que él y los suyos, sostenía tesis de libertad y autogestión y los hizo antes de anular a los opresores del pueblo ruso. Le preocupaba más que la burguesía y los zaristas. Y esta historia se ha repetido en todos los países de raíces ideológicas leninistas, desde Rusia a Nicaragua pasando por China o cualquier otro socialismo estatista, si es que el estatismo puede ser socialista, que es demasiado admitir.
La instrumentalización de las organizaciones apostólicas en la década de 1965-1975, por organizaciones marxistas-leninistas, hasta el extremo de que algunas de ellas sirvieron totalmente a la politiquería dirigente de “su” movimiento obrero, concluyó con la muerte REAL de las organizaciones apostólicas. Partidos y sindicatos de hoy se han vendido al imperialismo y, como consecuencia, son estructuras burocráticas de poder y control social. Sin embargo, la dinámica cristiana, aunque no sea en todos los casos por depender de la corriente de espiritualidad que se viva, lleva a la promoción de militantes por realidad interna, y las corrientes marxistas-leninistas, lo mismo que las integristas, intentan instrumentalizar la Iglesia, a su servicio. ¿Acaso no se demuestra esto con hechos, no sólo en España, sino también en El Salvador o Alemania, en Nicaragua o Italia, o en tantos otros lugares?.
La actitud de algunos grupos POPULARES -palabra de profundas raíces derechistas- en nuestra sociedad, se manifiesta desde las PLATAFORMAS OBJETIVAS para la captación de militantes que regeneren las corrompidas estructuras burocráticas de partidos y sindicatos. No hay en esto más que observar cómo los sindicatos campesinos dirigidos por POPULARES en Andalucía, no han tenido tiempo ¡EN DIEZ AÑOS! Para lanzar unas movilizaciones indefinidas contra la canallada del subsidio de los jornaleros, que lo reciben andaluces y extremeños pero no los manchegos ni ninguna otra región, por la “razón” de que los andaluces y extremeños fueron los que históricamente quemaron más cosechas en las luchas campesinas. Y así podríamos hablar de ejemplos en astilleros, siderurgia, construcción, transportes, etc. La dirección de los POPULARES está clara: Máxima movilización contra la Iglesia, ninguna acción solidaria contra la IZQUIERDA OFICIAL, que es la DERECHA REAL.
* * * * *
Guillermo Rovirosa escribió el COOPIN pensando en un solo destinatario: EL MILITANTE CRISTIANO. Ni siquiera es apto para DIRIGENTES CRISTIANOS. Rovirosa no creyó en los dirigentes, sabía que era algo que siempre se opone a la fraternidad, y ésta sólo es posible entre iguales.
El COOPIN tiene como espina dorsal el valor de la gratuidad; sin esto, nada de lo que dice es posible. Para el cristiano converso, la gratuidad es el lenguaje que debe practicar en su existencia, ya que cree en un Dios que es Don para el hombre, y el diálogo con El sólo es posible haciéndonos Don para los hermanos. Para el militante obrero pobre la solidaridad -Dar lo que le era necesario a él para existir- se movía, en gran parte, en la gratuidad humana. Cuando Rovirosa escribió el COOPIN, en España, Obrero y Pobre era sociológicamente igual. Pero hoy, cuando el promedio obrero de renta económica en los trabajadores de economía no sumergida pasa de los dos millones de pesetas, al mismo tiempo que hay ocho millones de pobres, Obrero y Pobre no es una misma realidad, la diferencia es sustantiva, y no sólo económicamente.
Por todo ello es lógico esperar que el COOPIN sea rápidamente arrinconado por los que unen cristianismo y buena vida, o por los que proclaman izquierdistas y cobran los sueldos que los cargos públicos españoles se han autodestinado. Pero ¿no nos encontramos ante una obra de gran importancia para los militantes pobres?. ¿no son éstos los que pueden lanzar el COOPIN y, organizados entre ellos, SIN LISTOS, ya que los llevarían al burocratismo, empezar a construir emancipación desde el plano económico y lo que hasta ahora ha sido plataforma de explotación que comience a ser de liberación?. O tendrían que reorganizarse practicando la solidaridad-gratuidad que sólo los pobres pueden vivir.
Seguiremos publicando otras obras de Rovirosa. Pero hoy os alegra mucho pensar que quizás nuestros amigos iberoamericanos sean los mejores destinatarios que pudo tener nunca la vida de Guillermo Rovirosa. En cierta ocasión, cuando fue maltratado por ciertos jerarcas de la Iglesia y el obispo de Córdoba quiso ir a defenderlo ante el Papa. Rovirosa le diría: “Un hijo nunca se defiende de su madre la Iglesia; es la madre la que tiene que defender al hijo”. En otra ocasión le visitaban en Montserrat los “progres” de la ultra izquierda que iban a lanzar un partido político, para la emancipación de los pobres sin los pobres. Cuando terminaron de exponérselo les preguntó: “¿Qué lugar ocupan los pobres?”. Ellos contestaron: “los pobres son los destinatarios pero no saben hacer estas cosas”. Rovirosa concluyó: “Hemos terminado. Yo no haré nada para los pobres sin los pobres”.
Cuando no se es militante de la GRATUIDAD esto no se entiende y, menos, se vive. Desgraciadamente los POPULARES de hoy no son militantes. Esperemos que nuestros amigos iberoamericanos entiendan a tiempo que San Pablo planteó la militancia, no lo POPULAR, que lo primero lleva a la liberación, protagonizando la propia vida, sin dirigentes, mientras lo segundo conduce a la dictadura.
Rovirosa escribió el COOPIN pensando que era una posible respuesta para MILITANTES de la GRATUIDAD, es decir, de la COMUNIÓN. ¿lo es?. A partir de este momento cedemos la palabra a la experiencia, a la acción.
Julián Gómez del Castillo. Militante Cristiano Pobre.
Título:
COOPIN (COOPeratismo INtegral).
Sección:
Economía
Autor:
Guillermo Rovirosa
Colaboración Económica:
1,70 € (2 tomos. 175 páginas)
Edita:
Voz de los sin Voz
Lo puedes adquirir en:
May 7, 2005
PRESENTACIÓN:
No es fácil, para mí, presentar este Manifiesto. Conozco la historia de oposiciones que le siguió cuando su autor trató de publicarlo. Preveo que se va a repetir ahora, cuando sea editado. A las de entonces -actualizadas- se unirán las de los “sabios” que se empeñan en oscurecer el pensamiento de los demás para que haga juego con el propio. Estos “sabios” serán, necesariamente, los integristas de derecha y de izquierda. Los que se creen poseedores de TODA VERDAD y, en consecuencia, dogmatizan sobre todo. Pero su misma actitud les priva de comprender.
A los que se opusieron a su publicación en 1949 tampoco les va a parecer bien. Siguen en el mundo sin haber descubierto a los pobres como personas humanas; les ven, simplemente, como objetos que se usan para aparecer como buenos y “ganarse el Cielo”. Su actitud les margina de toda comunidad vital con los hermanos y, por ello, no comprenderán el comunitarismo. Creen en la misión de los poderosos y ello les priva de la luz.
A vosotros, personas de buena voluntad, va dirigido y, de forma especial, a los pobres. A esa multitud que constituye la gran mayoría de la Humanidad.
El autor se ha planteado ferozmente el respeto al hombre y lógicamente chocará con todos los totalitarios de todos los colores. La libertad es para él algo más que una cosa que se puede depositar, para el gobierno o administración, en manos de los “listos” o de los fuertes. Creyó firmemente en que el hombre puede racionalmente ser responsable, y por eso se plantea una sociedad de responsables.
Los cuarenta y cuatro años pasados desde que fue escrito no sólo no le han quitado vigencia, sino que se la han dado. Hoy es más actual. Los nuevos caminos de socialización que la vida de los hombres nos muestra como buenos, tienen en Rovirosa uno de los mejores precursores. Algunos dirán que piensa “estratosféricamente”. A lo largo de sus libros y conferencias, posteriores al “Manifiesto”, se puede encontrar el desarrollo que conduce a un “aterrizaje” más “terreno”.
El se planteó con todo rigor lo comunitario y lo individual en el hombre. Podemos decir que el germen de todo lo que sobre esto nos legaría después es el presente MANIFIESTO COMUNITARISTA.
En los cuatro primeros capítulos -Comunidad, Familia, Trabajo y Propiedad- hace una crítica de la sociedad actual y construye el edificio comunitario. En el quinto -Evolución- se plantea su forma de realización. No serán pocos los que irreflexivamente se rasguen las vestiduras. Les pedimos que reflexionen. La verdad histórica les puede dar mucha luz. No es lícito seguir queriendo la libertad del pueblo a través de caminos de opresión. Los medios deben ser éticamente buenos y técnicamente aptos para conseguir el fin pretendido.
Sólo cuando las fuerzas de promoción se empeñen en conseguir los claves objetivos del pueblo -Trabajo y Propiedad- se podrá hablar de libertad.
Nosotros rogaríamos a todos los que lo lean que no repartan lanzazos a diestro y siniestro contra los molinos de viento de los adjetivos. El MANIFIESTO COMUNITARISTA está en la vía de lo sustantivo.
Escrito por un militante obrero cristiano no podía terminar de otra forma: la esperanza está en Cristo y los Pobres.
Nos alegra que salga cuando el autor ya ha muerto, para de esta forma comprometernos más limpiamente, más comunitariamente, con su contenido.
Y comenzamos a hacerlo, proclamando como propio lo que podemos considerar su exclamación final: “la sociedad comunitaria será hija de Cristo y de los Pobres o no se realizará”.
Julián Gómez del Castillo. Militante Obrero.
Título:
EL MANIFIESTO COMUNITARISTA
y EL COMPROMISO TEMPORAL.
Sección:
Política
Autor:
Guillermo Rovirosa
Colaboración Económica:
0,60 €
Edita:
Voz de los sin Voz
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Abr 10, 2005
PRESENTACIÓN:
Cuando sucedió la crisis del apostolado laico en los sesenta, típica crisis profranquista, Guillermo Rovirosa había padecido la eliminación del apostolado laico, como consecuencia de una difamación policial, años antes, sin que ninguna organización, a excepción de la HOAC, manifestara un mínimo de solidaridad. Su ejemplar amor a la Iglesia, prohibiendo que ciertas personalidades eclesiásticas intervinieran ante el Papa, movido por aquel pensamiento, “un hijo nunca se defiende de su Madre, es la Madre la que tiene que defender al hijo”, le sitúa hoy con doble ejemplaridad, ya que en nuestros días es muy “progre” insultar a la Iglesia, cuando ni siquiera se ha padecido la persecución interna, sino que lo que se pretende es disponer del peso político que una institución religiosa como la Iglesia católica tiene en la sociedad. ¿Fue éste, también, el pecado de Judas? La reflexión de Guillermo nos ayudaría en la respuesta.
Eliminado Rovirosa del apostolado obrero, no dudó en incorporarse al lanzamiento de la “Editorial ZYX”, y ser su primer presidente, pionera organización en el apostolado privado, para asumir realmente el compromiso apostólico que contraemos con el bautismo. Cuatro años más tarde, en plena crisis profranquista del apostolado laico, la mayoría de los militantes que saltaron de las organizaciones no optarían por sus responsabilidades apostólicas en organizaciones privadas, sino que más bien, no pocos, contrajeron compromisos sindicales y políticos que les llevarían a fraguar la crisis del apostolado laico desde la izquierda marxista, en la que organizaciones enteras pasaron a ser miembros de partidos y sindicatos, alguno de los cuales, era militantemente ateo. También ahora se repetía el “pecad de Judas”, como en los años sesenta, al instrumentalizar las obras apostólicas al servicio de intereses político-partidistas. Franquismo o marxismo “tanto monta, monta tanto…”
El “Movimiento Cultural Cristiano” al publicar este libro dentro de su decisión de publicar todo lo escrito por Rovirosa, estima que tiene el especial interés de ser una obra clave para los cristianos de hoy. Amar a la Iglesia, “sintiéndose y sabiéndose Judas”, quien prohibió defenderse y defenderle de ella, no deja de ser una paradoja de los Santos, ya que mientras él actuaba así y le condenaban por lo contrario, quienes instrumentalizaron a la Iglesia se nos presentan hoy como los paradigmas de lo cristiano.
¿Veremos a Rovirosa, el excepcional técnico y excepcional militante cristiano, en los altares?. Creemos llegado el momento histórico de ello y ahí tienen una primera palabra la abadía de Montserrat y la Hermandad Obrera de Acción Católica. Cuenten con nuestra pequeña colaboración para ello. Rovirosa, hoy más que nunca, es una gloria de la Iglesia y sólo a la Iglesia pertenece. Creemos llegado el momento de proclamarlo así.
(Julián Gómez del Castillo. Responsable de publicaciones del Movimiento Cultural Cristiano).
PRÓLOGO
Judas es sin duda el mejor libro de Rovirosa. Esta indiscutible primacía es debida a su capítulo quinto: Judas y Yo. No sólo porque en él traza, siquiera a grandes rasgos, su autobiografía, sino porque nos descubre, quizás sin apercibirse de ello, los aspectos más profundos de su vida cristiana. A quienes hemos tenido la dicha de convivir con Guillermo Rovirosa y de apreciar la transparente sinceridad de sus palabras, la lectura de ese capítulo nos da la clave para descubrir el auténtico sentido de tantas frases suyas dejadas caer como descuidadamente, de tantas reacciones aparentemente espontáneas, pero que nos llenaban de admiración por su carga de lucidez y de sentido cristiano y que nos hacían entrever un misterio de gracia en el fondo de su alma tan humana.
Rovirosa pasó en Montserrat la mayor parte de sus últimos años, los de su inactividad forzada. Prácticamente llevaba vida de monje. Fueron para él años de reflexión y de íntimo trato con Jesucristo. Aquel trato por el cual descubrió, como él mismo insinúa, que para el verdadero cristiano todo es Comunión: comunión vital con el evangelio de Jesús, con su Amor, con su voluntad, con su Cruz. Y esto, escribe Rovirosa, es la verdad. Y lo dice él, quien se califica así mismo como “fanático de la verdad”.
En efecto, según él mismo nos cuenta, la búsqueda de la Verdad fue trazando el sendero de toda su vida íntima. Jovencito todavía, se apasionó por las matemáticas “porque me aparecieron verdad como la expresión de la verdad más exigente”. Porque no supo entender la verdad evangélica de que “los buenos pierden siempre y los malos, ganan siempre” decidió “no sólo desentenderse sino combatir la religión católica en nombre de la verdad”. Fue entonces cuando cayendo de desengaño en desengaño buscó la verdad en el espiritismo, en la Teosofía, en un sincretismo religioso hasta llegar al escepticismo total.
Tuvo necesidad de que un gran santo tan apasionado de la verdad como fue San Agustín lo pusiera en contacto con Jesús: sólo entonces se abrieron los ojos a la luz de la verdad. San Agustín le hizo entrever la humildad de corazón de Jesús. “Aquello fue decisivo. Fue un deslumbramiento que trastornó toda mi vida”. Pero aún así, nos asegura Rovirosa, “¿quién lo creería? El espíritu de Judas continuaba en mí inconscientemente”. No se había dado cuenta todavía de que “en el Bautismo Jesús se me da El mismo, que es la Vida, a cambio de mi muerte mística”. Fue necesario que aprendiese vitalmente en su espíritu y en su carne que cuando se quiere seguir de verdad a Jesús “el calvario anda siempre de por medio”. Entonces descubrió la verdadera Faz de Jesús y se descubrió a sí mismo. Descubrió que “Jesús me ama con locura” y que “yo traiciono sin descanso el don de Dios”. Y con ello encontró la paz, “una paz que nunca hubiera podido ni sospechar”.
La vida de Rovirosa fue siempre un nítido reflejo de las íntimas exigencias que el progresivo descubrimiento de la verdad le imponía. Por esto fue siempre un hombre sincero, honrado, leal. Cuando descubrió a Jesucristo, le amó y quiso servirle apasionadamente en la persona de sus hermanos más necesitados: trabajó incansablemente en la Acción Católica y en la organización del Apostolado Obrero. El nombre de Guillermo Rovirosa, ¡cuántos sentimientos entrañables sugiere a los hombres de la HOAC!
Pero el Rovirosa más auténtico es el de sus últimos años. Cuando la incomprensión, las suspicacias, los recelos y más tarde la amputación de un pie lo redujeron al silencio y a la inactividad. Cuando bajo la opresión del sufrimiento moral y del dolor físico se dio cuenta de que Jesús busca seguidores, no colaboradores; amigos decididos a cumplir la voluntad de El, no deseosos de que Jesús cumpla la de ellos.
En estos últimos años, quien le trataba podía percibir fácilmente el buen olor de cristo que se exhalaba de sus palabras y aún de sus silencios. De sus silencios llenos de respeto, de perdón y tal vez de justificación ante las incomprensiones más dolorosas para él. De sus palabras que rebosaban sabiduría, caridad y paz. ¡Cuántas veces una sencilla palabra de Rovirosa, dejada caer como el azar durante la sobremesa, fue motivo de edificación y de gracia para los huéspedes de Montserrat!
Desde el retiro de su celda, Rovirosa no dejó de relacionarse con sus amigos. Quiso hacerles partícipes de sus reflexiones sobre problemas de vida humana y cristiana. Para ellos redactó unos cuadernos que luego él mismo multicopiaba y encuadernaba.
Fueron apareciendo sucesivamente: Cooperativismo Integral, en dos cuadernos (1959); Dimas, el ladrón: el primer santo cristiano; Judas, el apóstol: el primer traidor cristiano; La virtud de escuchar (1962); Fenerismo (1962); El compromiso temporal (1963); ¿De quién es la empresa? (1964, en ediciones ZYX); Los terciarios (ediciones ZYX); Utopía, de Tomás Moro (Introducción y modernización del texto castellano, en ediciones ZYX). Tenía todavía en proyecto algunos otros títulos, como El humor de Dios, El anciano Simeón, Sobre la pandilla, etc.
El primer traidor cristiano: Judas de Keriot, el apóstol fue el cuarto de estos cuadernos. Basándose en los textos evangélicos y en las características del pueblo judío en tiempo de Jesús, Rovirosa se sirve de su fina intuición de la psicología humana para analizar el drama íntimo que convirtió al Judas apóstol en el primer traidor cristiano.
Exegéticamente, varios pasajes de su cuaderno podrían ser discutibles; su juicio sobre el Antiguo Testamento parece algunas veces excesivamente duro quizá por no considerar suficientemente que, a pesar de su imperfección básica, era “un preceptor que debía conducir hacia Jesucristo aquellos hombres que todavía no estaban justificados por la fe”, según expresión de San Pablo (Gal 3,24). Pero, en general, sus reflexiones son siempre atinadas y demuestran una notable familiaridad con los textos de la Sagrada Escritura leídos, meditados y asimilados con amor.
Su tesis, según la cual “Judas llegó a ser traidor porque no supo ser un seguidor de Jesús, sino que pretendió ser un colaborador suyo”, supone una gran penetración del espíritu evangélico. No será por simple reflexión sino por experiencia personal que Rovirosa pudo precisar tan justamente en qué consiste “este no hacer nada cuando dios visita el alma y obra en ella maravillas” o “en los momentos en que Dios quiere obrar El solo” y “que no tiene nada que ver con la herejía quietista”.
No sé hasta que punto la tesis de Rovirosa, en su concreta aplicación a la traición de judas, puede considerarse como una exacta interpretación de los hechos históricos. En todo caso, es la afirmación de un principio de moral cristiana que le permite introducir otra tesis más importante para él: “La traición de Judas fue una de tantas. Como cualquiera de las nuestras cuando traicionábamos nuestro bautismo. Puesto que la traición al Bautismo se produce cuando el bautizado afirma algo suyo y lo antepone a lo de Dios”. De ahí que el centro de gravedad de todo el libro se halla, no en alguno de los cuatro capítulos que se refieren directamente a Judas, sino en el último: Judas y Yo. Un capítulo denso de sinceridad, de equilibrio, de sobrenaturalismo cristiano, de espiritualidad evangélica, que suscitan espontáneamente el recuerdo de las Confesiones de San Agustín.
Quisiera que estas sencillas líneas de presentación fuesen un homenaje personal de afecto y de veneración al añorado amigo Guillermo Rovirosa, uno de esos hombres ante cuyo recuerdo se experimenta el gozo de haberlo conocido y la pena de no haberlo tratado con más frecuencia e intimidad.
(Gabriel Mª Brasó. Abad coadjutor de Montserrat)
Título:
EL PRIMER TRAIDOR CRISTIANO: Judas, el apóstol.
Sección:
Espiritualidad desde los pobres
Autor:
Guillermo Rovirosa
Colaboración Económica:
1,50 € (2 tomos. 160 páginas)
Edita:
Voz de los sin Voz
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