Trabajadores del campo y de la ciudad

Mi querido Jesús:

Llevo desde hace un mes y medio tu carta en el bolsillo, sin atreverme a contestarla.

Pero ya no puedo demorarlo más. Allá va.

Yo antes creía que lo de la vocación era una cosa puramente personal, pero D. Tomás me ha hecho ver que es una resultante de lo personal y de lo externo; por lo mismo que yo soy: yo y mi circunstancia, como diría Ortega. Dios está llamándonos por dentro con voces que rarísimamente son rotundas; lo suficiente sin embargo para que tengamos una seguridad moral; pero el mismo Dios nos está llamando desde fuera con todo «lo que pasa» a nuestro alrededor. Conjugar estas voces de dentro con las de fuera, me parece que es la tarea principal de quien se proponga, ante todo, seguir el Plan de Dios, para que se haga Su Voluntad y no la de uno.

Otro sí: este año hemos empujado algo la HOAC en Andalucía, donde la gran masa trabajadora no es industrial, sino campesina, y esta experiencia (junto con alguna otra) me ha confirmado que los métodos de la HOAC son tan buenos para obreros del campo como de la ciudad. Ya sé, ya, que se está organizando un apostolado agrario de A.C., pero no confío gran cosa en él; además estoy seguro de que no conviene en manera alguna que sean divergentes, ni siquiera diferentes.

Vuelvo a lo tuyo. Positivamente Dios se opone (con los hechos) a que se desarrolle una HOAC en esta Diócesis fundamentalmente agrícola. Tú eres el testigo más cualificado para esta afirmación. Dios te lleva también, sin tu quererlo, de la ciudad al campo. ¿Qué consecuencia sacar de todo ello?

Ahí va lo que pienso: Lanzarte a la HOAC [en] ambiente agrario, sin cambiar el nombre ni nada. Donde los adherentes sean trabajadores mezclados, o donde solo sean campesinos; es igual. Nosotros estamos para actuar sobre personas para que se decidan a luchar por el Reino de Dios; lo demás son cuentos. Claro está que el ritmo no puede ser el mismo; en verano no tendrás tiempo para nada, pero en invierno te sobrará tiempo para todo.

No sé si pensais ir a la X S.N. en Salamanca. Si pudieras ir con D. Antonio me parece que podría establecerse, con D. Tomás, un plan interesantísimo, no sólo para tu Diócesis sino para toda España. Podría ser una Diócesis-piloto. Los campesinos son los más necesitados de jefes, por una parte, y son la principal fuerza por otra. Piénsalo bien. A mi entender esta solución no viola tu vocación, antes quizá pueda servir para consolidar tu Equipo familiar, que es el fundamental. Del 16 al 23 de Octubre se celebrará en Lérida unos Ejercicios Apostólicos de primer grado, que los dirigimos D. Tomás y yo. Si pudierais mandar uno (o dos) Párrocos rurales, cada uno con dos o tres «rebeldes», creo que podría ser un buen punto de partida para todo lo que acabo de decirte. Vuelvo a decirte que lo penséis bien, tú y D. Antonio. Asistirán principalmente de las Diócesis de Lérida, Urgel y Sobona, con sacerdotes y obreros del campo y de la ciudad.

Es muy fácil que me equivoque en todo esto que te digo; pero no puedo evitar sentir en mi interior una seguridad de que este es el gran camino: obreros de la ciudad y del campo unidos, en apretado abrazo, en una sola tarea y un solo deseo. Pero esto no se puede decir antes de hacerlo, sino que es indispensable hacerlo antes de decirlo. Y hacerlo de la única manera que se hacen estas cosas: haciendolas. Hoy son varios los Centros de la HOAC integrados exclusivamente por campesinos, y nadie protesta, antes al contrario: están encantados. El caso es no hablar de si son esto o aquello. Son Trabajadores que quieren luchar por Cristo y basta.

Es posible que con tanto tardar, esta carta llegue tarde. No lo sé; lo único que sé es que Dios hace y sabe lo que quiere.

Un abrazo muy fuerte a todos.

¡Hasta mañana, en el Altar! Rovirosa.

 

Nosotros estamos para actuar sobre personas para que se decidan a luchar por el Reino de Dios; lo demás son cuentos.

Guillermo Rovirosa