En 1964 la editorial ZYX publicó un libro con este título, donde recopilaba el pensamiento de militantes cristianos, entre otros el de Guillermo Rovirosa. En el prólogo del libro se escribía estas entrañables palabras:
(…)Más por la especial circunstancia de la muerte de Guillermo Rovirosa, que en este libro publica sus últimas líneas, hemos creído oportuno decir dos palabras de él y ofrecerle, como homenaje póstumo, esta publicación, comprometiéndonos a publicar su biografía en el momento oportuno.
Rovirosa ha sido, sin duda alguna, una de las mayores glorias de la Iglesia y de la clase obrera en nuestro siglo. Testimonios.
Hace unos meses nos decía el Cardenal Bueno Monreal: «Rovirosa es de los mejores seglares que tiene la Iglesia en España.» Y para qué sumar más testimonios en este sentido. Podríamos presentar de Obispos, sacerdotes y seglares un voluminoso libro; pero todos coincidirían o harían más rotundo el juicio expresado anteriormente.
Como militante obrero, creyó en el pueblo. Nada más, pero nada menos. Es, sin duda alguna, este punto la piedra de toque de la fidelidad a los débiles, a los excluidos. El fue fiel así: Siendo un excepcional investigador, un intelectual nato, se hizo pobre, vivió pobre y arriesgó-cuanto era y tenia por los pobres, hasta morir en su donación a ellos.
Provocó las mejores promociones de militantes obreros cristianos que ha tenido España. Ahí está la H. O. A. C como testimonio. Fue para todos, obreros y universitarios, el testimonio vivo de cómo un universitario debe servir al pueblo y de cómo debe ser el militante trabajador.
Su fuerte personalidad intelectual no fue obstáculo para encarnarse en el pueblo, sino más bien medio para servirle con más profundidad y realismo.
EDITORIAL ZYX se goza en haberle contado como presidente durante los meses iniciales, y para ella constituye hoy un guía en lo que debe ser nuestro camino: servicio a la Verdad y al pueblo, a pesar…
Descanse en el Señor el que todo lo dio por el Señor en los pobres, en los oprimidos, y sirva este recuerdo como compromiso publico de dar a todos los hombres de buena voluntad su biografía y de permanecer nosotros fieles a la Verdad y a los excluidos.
(EDITORIAL ZYX)
ROVIROSA EN ESTE LIBRO ESCRIBÍA:
– (…) La palabra promoción se usaba (y se usa) para indicar, cada año, la nueva oleada de diplomados en ciertos centros de enseñanza. Una vez terminados satisfactoriamente los estudios y recibido el diploma pertinente, el que hasta ahora no era más que un estudiante, queda promocionado a la plenitud de su especialidad.
Crea que esta noción de promoción es perfectamente, válida, y puede ayudarnos mucho a centrar el problema.
– (…) Me temo que en éste asunto hay demasiada teoría y poca práctica. No es que yo sea ouesto a las teorías, sino todo lo contrario, y me complazco con frecuencia en afirmar mi convicción de que lo más práctico que existe eh el mundo es una buena teoría. Pero la teoría sola, no basta. La teoría y la práctica han de irse elaborando simultáneamente y la una en función de la otra…
– (…) Teóricamente, en los países de Occidente (más o menos), el pueblo está promocionado desde la Revolución Francesa en todos los casos en los que la Constitución afirma la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. ¿Puede aspirar a algo más la promoción del pueblo? Lo malo es que esto no pasa de ser una declaración puramente teórica, con poquísima repercusión en la práctica. Porque hay que ver los ríos de sangre «práctica» que ha costado esta pura teoría, por la tontería de los que pensaban que esta declaración les aliviaría sus males, o les mermaría sus bienes. Porque el caso es que todo ha seguido por el estilo, con declaración o sin ella. No hay más que ver cómo «funcionan» ciertos Estados africanos que para ingresar en la ONU han declarado teóricamente la igualdad de todos los ciudadanos dentro de sus fronteras.
– (…) Los que intentaran promocionar al pueblo a base exclusivamente de leyes y de declaraciones de principios, me parece que caerían en la misma simpleza del ejemplo que voy a presentar, ya que las comparaciones a veces aclaran las cosas.
En España se dice que faltan ingenieros (pongamos 10.000). Un ingeniero es un ciudadano que ha aprobado unos cursos y ha recibido un diploma. Pues bien; se hace una «leva» de 10.000 jóvenes reclutados fácilmente entre los parientes y los amigos, se les hace seguir unos cursos intensivos (muy facilitos) de una semana de duración, se los aprueba «por las buenas», y se les da el título, y ya está. En un trimestre, España ha conseguido la promoción de 10.000 nuevos ingenieros, y adelante… ¡De frente; marchen!
Por lerdo que uno sea, se da cuenta de que esto no es posible; la promoción es otra cosa.
– (…) Hay una promoción que se hace espontáneamente, por la sola acción de las fuerzas naturales, que es la promoción de niño a adulto. Sin que nadie ponga en ello la menor atención, llega un momento en que al niño le sale pelo en la cara y a la niña se le hinchan los pechos, y ¡ya está!
La promoción del pueblo no puede parecerse a esto, a pesar de lo que opinen los que creen que bastaría con que la sociedad eliminará las «alienaciones» y actuaran solamente las fuerzas naturales. El ejemplo típico de esto nos lo suministran los países marxistas, donde el pueblo está tan promocionado (?) que necesita una dictadura de las más violentas que conoce la historia para poder funcionar. Por este camino no puede promocionar el Pueblo, a pesar de las anécdotas más o menos espectaculares que puedan exhibir.
– (…) Estimo que la promoción masiva es un puro absurdo. Hay muchos «fenómenos de masa» que hoy se estudian con gran atención, gracias a la exploración del inconsciente que permiten los métodos psicoanalíticos. Hay fenómenos de masa que se producen por la misma masa, actualizando tensiones internas que en un momento dado se conjugan. Y hay movimientos de masa provocados por elementos externos a ella. No quiero ahora meterme por este terreno. Pero sí me atrevo a afirmar que nada masivo representa nunca promoción, tanto si obedece a pulsiones internas como externas.
– (…) ¿Qué es la promoción del pueblo? Yo le señalo tres «notas»: es personal, es libre y es consciente, en un avance hacia la libertad. Después procuraré precisar esto; ahora voy a ver si puedo explicarme.
Es una marcha hacia la libertad. El hombre nace sujeto a toda clase de limitaciones, internas y externas. En lo interno, la principal es la ignorancia, y en lo externo creo que lo principal son las presiones sociológicas del ambiente en que vive, que le empujan sin descanso a ser una oveja más del rebaño.
Si me lo permites, voy a hacer una disgresión sobre la ignorancia, ya que no me refiero a la ignorancia enciclopédica. Ordinariamente se califica de ignorante a quien desconoce las materias que se tratan en los libros, y sobre las que se especula en los centros de enseñanza en los que se enseñan «cosas». Hay otra ignorancia que consiste en no saber vivir. Quiero decir: no saberse defender (y atacar) en las mil y una incidencias que el vivir diario nos plantea, y cuya solución no puede buscarse en los libros. Todos conocemos personas muy sabias que han fracasado en la vida; y otras que apenas saben firmar, pero cuyos negocios prosperan sin cesar. Podría extenderme sobre esto, pero ya me entiendes. Lo que quiero indicar es que ambas formas de ignorancia son malas, pero la peor es no saber vivir. Estoy seguro de que la promoción depende mucho más de «saber vivir» que de «saber cosas».
Creo que el «saber cosas» depende, en general, de circunstancias favorables. Tener buenos maestros, tener quien pague el gasto, tener oportunidades, tener disposición, … En cambio, el saber vivir se aprende (también en general) a base de dificultades. La necesidad aguza el ingenio.
No quiero decir con esto que haya que fomentar las dificultades de la vida para que la gente aprenda a vivir. Lo que quiero destacar es que el vivir moderno cada vez es más difícil para todos en general, y esto, junto con la difusión de las técnicas audio-visuales, está enseñando a vivir a todo el mundo de una manera desconocida hasta ahora.
Para mí no hay duda de que las personas que actualmente están entre los treinta y los cuarenta años difieren enormemente de las que tenían esta edad hace treinta años. Y esto no se debe sólo al decalage que siempre hay entre una generación y la siguiente, sino en una proporción muy superior.
El «hombre de la calle» de hoy (en general) sabe más «cosas» y sabe vivir más y mejor que sus progenitores. Esto aparece patente y de manera destacada en las mujeres, pero en los hombres. ocurre lo mismo.
Este es el anverso de la medalla; veamos ahora el reverso: la presión social masificadora.
Si comparamos el vivir de hace treinta años con el de hoy, el menos observador se dará cuenta de la diferencia enorme que hay entre las «presiones» actuales de toda clase (políticas, sociales, económicas…, todo cuanto pueda ser objeto de propaganda) que nos persiguen por todas partes durante veinticuatro horas cada día, y el plácido vivir de entonces, que nos parecía tan agitado.
Tengo para mí que un factor de retraso en la promoción del «hombre de la calle» de hoy es el abuso de las propagandas interesadas, unas a base del poder que les da el monopolio, y otras a base de una técnica elaboradísima. Estoy seguro de que nos hace gran falta una «vacuna», pero también estoy seguro de que los «grandes» están interesadísimos en que no se descubra.
¿Qué te parece si nos dedicáramos a hacer propaganda de una técnica que inmunizara contra la propaganda?
– (…) Sí, sí; de acuerdo. La promoción del pueblo viene favorecida por la menor ignorancia en que se halla, y que cada vez tiende a ser menor; y viene dificultada por las propagandas frenéticas a que se le somete. Mi impresión es que lo que se gana por una parte se pierde por la otra, de manera que sigue siendo excepcional el que los hombres hagamos algo personal, consciente y libre, que son las tres notas que yo atribuía al hombre promocionado.
– (…) Es posible que los gamberros puedan aclararnos un poco el panorama. El problema lo plantearemos así: ¿el gamberrismo representa un paso adelante hacia la promoción, o representa un paso atrás? Si dejamos de lado las gamberradas que entran de lleno en el código penal, o en la salvajada, los «gamberritos» (quiero decir los gamberros potables) los miro como los que no se resignan a pasar por el aro de los «situados». Frente a éstos, que en Occidente como en Oriente, se aplican por todos los medios y con todas sus fuerzas a producir «hombres a su imagen y semejanza», los gamberros representan la protesta y el clamor, de unos oprimidos con cadenas doradas, que quieren ser ellos mismos, y no unos meros robots de los «situados”, aunque éstos sean sus padres. No quiero decir que todos los «gamberritos» estén en caminó de su promoción humana, pero si digo que tienen muchas más posibilidades que los “jóvenes modelo” que se adaptan con toda docilidad a los “situados”. Repito que esto lo estimo válido a ambos lados del telón de hierro
– (…) Yo veo muy clara cierta “promoción vital” en la naturaleza que nos rodea. Primera fase: los vegetales, que son seres vivos cuyo vivir se centra y concentra en la funciones de nutrición y reproducción. Segunda fase: la vida animal, que además de su funciones de nutrición y reproducción (como los vegetales) presentan otras dos notas derivadas de poseer unos sentidos y un sistema nervioso, que son: 1.ª el “ganarse la vida”, y 2.ª cierto psiquismo que les hace aptos para «aprender» y almacenar experiencias. En la tercera fase coloco al hombre, con sus funciones de nutrición y de reproducción como los vegetales, y con su «ganarse la vida» y «aprender» lo que le enseñen, como los animales. Lo típicamente humano aparece en el momento en que el hombre se interrogá a sí mismo, y se contesta.
– (…) Sí; ya comprendo que sería necesario exponer esto con mayor extensión. Lo que quiero indicar es que todos los refinamientos y adelantos (!) en la «dolce vita”, que directa o indirectamente se refieren siempre a las funciones de nutrición y reproducción (ó sus alrededores), no promocionan al hombre, sino que lo «vegetalizan”. Esto viene sublimado en lo que se suele denominar vivir a lo burgués. Demos un paso más. Cuando los hombres estudian y aprenden muchas cosas para ganar mejor su vida, están todavía en plena fase animal. Ya sé que los hombres hacen y aprenden cosas que no pueden hacer ni aprender los animales, pero no hay diferencia esencial de calidad sino de grado. La electrónica nos está instruyendo mucho sobre operaciones mentales que creíamos de alta calidad humana, y ahora resultan propias de máquinas. El formular preguntas sí que ya es un principio específicamente humano, pero sólo un principio. El acto humano, típico aparece cuando un hombre, se hace a sí mismo una pregunta, y se da a sí mismo un respuesta
– (…) Yo creo que el numero de preguntas “ importantes» que una persona humana se puede formular a sí misma es muy limitado. No creo que lleguen a una docena. Pero el número de respuestas es indefinido: tantas como personas. Me figuro que en estas respuestas estriba la personalidad… de los que tienen personalidad.
– (…) A mi manera de ver, el hombre promocionado ha de atender correctamente a su vida vegetal y a su vida animal, pero todo ello en función de su «vida humana», Si se ha respondido satisfactoriamente a sí mismo a algunas preguntas, tales como: ¿Qué y quien soy? ¿Qué sentido: tiene mi existencia? ¿Todo empieza con el nacimiento? ¿Todo termina con la muerte?…, ya está en camino de vivir como persona humana.
– (…) Efectivamente; para mi, la promoción y la conversión son sinónimos. Nuestras vidas vegetal y animal tienen exigencias a las que no podemos sustraernos, y si a ellas se les da el valor máximo cae necesariamente en el materialismo. Pero cuando un hombre descubre (digo: descubre) LO QUE PUEDE SER, entonces empieza su promoción, que para mí (repito) equivale a su conversión. La nota característica del hombre promocionado es EL ENTUSIASMO.
– (…) Comprendo perfectamente. Todo depende de que clase de valores se consideren como fundamentales. Unos pensarán que el hombre está promocionado cuando su cuenta-corriente alcanza determinada cifra. Otros harán consistir la promoción en conseguir ciertos conocimientos y un determinado nivel de cultura. Creo que todo esto tiene su importancia para la promoción, pero no es la promoción. Decía al principio que, a mi entender, la promoción es algo personal, que cada uno tiene que realizar por su cuenta. Dudo muchísimo que pueda existir una sociedad promocionada, ni siquiera una familia promocionada; la razón en que apoyo es elementalísima: todos los recién nacidos han de promocionar, y unos lo harán antes, otros después, y otros no lo harán nunca. La promoción ha de ser consciente, ¿Crees que hay que razonar esto? Y ha de ser libre; ¿puede pensarse en promocionados por fuerza?
– (…) Decía al principio que la promoción es una marcha hacia la libertad. Y ahora pregunto: ¿Si no es esto, qué puede ser? Por todo ello insisto en identificar promoción con conversión. Pero no una conversión a cualquier «credo», sino la conversión a Cristo. San Pablo nos dijo, en frase lapidaria: «Jesucristo nos libertó para la libertad:»
– (…) Claro, claro. Todo esto nos plantea otra cuestión, que se puede enunciar así: ¿Cuántos cristianos habrá verdaderamente convertidos a Cristo? Pero ésta es otra historia, que posiblemente se tratará en alguno do estos Cuadernos
Todos sabemos que en los últimos cuarenta años los países llamados civilizados se han esforzado por establecer leyes (“letra”) que moderen aspectos de injusticia, y hay que reconocer que se ha logrado bastante. Pero el sistema sigue siendo el mismo… No se trata por consiguiente de corregir lo existente, dejando intacta su raíz, sino de cambiar el sistema.